
Diva, el máximo exponente de una mujer “strong”. Un lugar para tener una cita. Un viaje. Lo último en cosmética. Un personaje. Una frase. Shopping:Un regalo par él, un regalo para ella. El séptimo arte.
El domingo por la tarde volví a ver “Todo sobre mi madre” del genial Almodovar. Me encanta esta película. No me extraña que ganara tantos premios, entre ellos un Oscar.
Me sorprende gratamente la forma magistral de afrontar un drama tan grande como la muerte de un hijo, con el mensaje de seguir adelante, ¿que otro modo hay de vivir?, pase lo que pase, que seguir adelante.
Su forma de retratar tantos sentimientos y emociones en una sola película, es retratar la vida misma, y a través de unos personajes tan variopintos, pero tan brillantes, como humanos, fuertes y auténticos.
Acaso, ¿no somos todos así? porque es así como deberíamos sentirnos. Cada uno con su drama personal, que les hace fallar, sufrir, pero al mismo tiempo les incita a superarse, a mostrar lo mejor de ellos mismos, sobre todo, más incluso en la forma de tratar a los demás, que en la forma en la que se tratan a ellos mismos.
Los personajes de Almodovar siempre son protagonistas, no importa si son principales o secundarios, y así es como yo pienso que has de vivir la vida, tu película, aunque unas veces sea un drama y otras una comedia, y muchas, las dos cosas al mismo tiempo, tú y sólo tú, eres el protagonista.
Y así, poco a poco, es como todo vuelve a cobrar sentido, encuentras el camino, y la ilusión de nuevo.
El cine español, que también tiene su etiqueta, mala o buena, donde abunda ese toque de color descolorido, triste, de postguerra, esos argumentos a medias, esa comedia fácil…nos regala a Almodovar con su propio sello de autenticidad, es como Woody Allen, Hitchcock, Tarantino…
He llorado y he reído con “Todo sobre mi madre”, me he enamorado de cada uno de sus personajes, los he admirado y entendido con todas sus miserias y fortalezas.
No podría elegir sólo a uno, pero si he de hacerlo, me quedo con el monólogo de La Agrado, la genial Antonia San Juan.
Que gran verdad su frase final: “Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de si misma”
Y lo que hagas para conseguirlo, es sólo cosa tuya y de nadie más.
Os recomiendo esta película la hayáis visto o no, es toda una lección de aceptación, hacia los demás, sean como sean, y hacia uno mismo, te pase lo que te pase en la vida, porque en tu mano está el poder de cambiarlo, de mejorarlo, de superarlo.
Hay cosas que se parecen mucho pero no son iguales.
Por ejemplo, el título de dos películas, “Abierto hasta el amanecer”, “Antes del amanecer”.
Aunque me encanta Tarantino, y su película “Abierto hasta amanecer”, la fuerza incontrolable, el lado salvaje de las cosas, el caos según como, sin duda, entre las dos pelis con nombre muy parecido, me quedo con “Antes del amanecer”y especialmente con “Antes del atardecer”.
Está llena de pequeñas cosas, cosas como de las que yo estoy llena, y podría decirse que esa peli, de verborrea imparable, de preguntas sin respuesta, de lo obvio retrasado a consumarse hasta el último segundo de la peli, de reflexiones y expresar lo que uno piensa sin trabas, tal y como lo sientes o lo piensas, se parece a mí más de lo que incluso sería necesario reconocer.
De casualidad acabo de ver de nuevo “Antes del aterdecer”, tras una mañana de locos en la office, comer dos horas más tarde de lo que tocaba, ha sido la mejor sobremesa de un día entre semana desde hace muchos.
Para mí el verdadero amor, la esencia del amor, a de ser como esa peli, lo pienso y me pregunto, ¿será así para todos?, pues no lo sé, pero lo es para mí y con este ejemplo me entiendo un poco más, y no sabéis lo difícil que a veces es entenderme, bueno, depende de quien me lea, sí lo sabe.
La peli de Richard Linklater es la segunda parte de “Antes del amanecer” si quereis empezad por la primera , la tercera, “Antes del anochecer” estrenada el año pasado, yo aun no la he visto, así que no os puedo decir.
Cuando se estrenó “Antes del amanecer (Before sunrise)” en el Festival de Sundance de 1995, no se podía augurar que una película independiente, de bajo presupuesto, obtendría en Berlín con el Oso de Plata a la mejor dirección. Tampoco que esa pequeña obra de dos personajes caminando, conociéndose, hablando de lo trascendental y lo prosaico… sería el comienzo de una trilogía romántica de casi tres décadas reales.
Linklater nos cuenta la historia de Celine y Jesse, en tres películas, a través de casi exclusivamente sus conversaciones, interpretadas por los mismos actores Julie Delpy y Ethan Hawke con diferencia de nueve años entre una y la siguiente.
Dos personas que a los 20 se conocen, se atraen físicamente, pero que se enamoran por lo que se dicen, una conexión brutal en la comunicación y donde curiosamente no se escucha la palabra amor.
Vuelven a encontrarse cuando están en los 30 y donde las decisiones van más allá del enamoramiento, afectando a otros. El director y guionista, de nuevo, sólo nos muestra sus encuentros y la conversación, no hay besos, no hay sexo, pero las fuerza de las reacciones emocionales que experimentan son increibles.
La tercera, cuando los protagonistas tienen mi década, os la cuento cuando la vea.
No abundan las películas con diálogos divertidos, ingeniosos o profundos sin ser pretenciosos. Woody Allen o Quentin Tarantino tienen ese toque, personajes a los que les gusta hablar, pensar en voz alta, pero en diferentes registros.
A mí me encantan esas pelis, mucho más que la acción, la lucha, los desastres y penurias, o las pasiones explícitas, los dialogos me seducen y estimulan por dentro. Igual que cuando conoces a alguien o te reencuentras con él o ella y te pasas horas hablando y super agusto.
Es curioso, ayer os contaba que no estaba muy inspirada para escribir, y hoy este post lo he escrito casi sin darme cuenta. Supongo que como todo, es cuestion de conexión, conectar internamente con uno mismo, reconocerlo y si quieres …compartirlo.
Creo en David Trueba, cuando en los agradecimientos por uno de los Goyas otorgados a su película “Vivir es fácil con los ojos cerrados” nos decía que no se pueden perder nunca las ganas de vivir y la esperanza. Sentado a su lado, un maestro de 89 años sobre el que está inspirada la película. No creo en el ministro de cultura Wert.
No creo en las acusaciones contra Woody Allen, pero si en “Manhanttan” y en la escena donde enumeraba cosas por las que merece la pena vivir y nombraba “las increíbles manzanas y peras de Cèzanne”
Y creo en el museo Thyssen, que nos trae a partir de la semana próxima y por primera vez en 30 años, una exposición consagrada a éste genial pintor impresionista centrada en sus paisajes y bodegones.
Creer o no creer, es algo que compete sólo a uno mismo, por suerte, son más las cosas en las creo que en las que no creo.
Hay días especiales, como hoy. El despertador sonó cuando aun era de noche, tomé el primer café cuando las calles aun estaban casi desiertas, y me dirigí a un lugar de cuento, rodeado por jardines donde salia el sol alumbrando a sus pies la ciudad de Barcelona.
Entramos en un curioso lugar para montar un backstage, un palacio, opulento e impoluto, todavía desierto, pero todo apuntaba que se llenaría de gente como en un baile real.
La Academia del Cinema Català celebraba el segundo acto previo a los Premis Gaudi 2014.
Empezaron a llegar los nominados que pasaban por nuestro salón para ser maquillados por Cazcarra Image Group antes de las fotos.
Ves caras conocidas, de gente que no conoces personalmente, pero que han estado en las pantalla del tv de tu casa o en la de un cine tantas veces, que tienes un extraño sentimiento de familiaridad por ellos.
Malos malosos como Sergi López en El Laberinto del Fauno que resulta ser no sólo un gran actor (algo que ya sabíamos), sino una persona encantadora con la sonrisa permamentemente dibujada en su cara.
Toda una institución del cine español, como José Sacristán, que con los años ha ido in crechento la evidencia de su carisma y personalidad. Me encanta su mirada, serena y tranquila.
Una Carmen Machi guapisima y elegante que nada tiene que ver con Aida, pero que cuando la miras te recuerda a esa graciosa y divertida desventurada de la vida.
Eduard Fernandez, a su bola como siempre, parece que no está pero no pasa desapercibido, como su arte.
Sin darte cuenta entre saludos, maquillaje y disparos de la cámara, el salón principal se había llenado de gente, los protocolos de llegada, habían dado paso a los parlamentos, y éstos al catering y copas de cava.
Recogida del material y regreso a la ciudad con la satisfacción de haber hecho un buen trabajo y haber vivido un día especial.
Acabo de ver en Cinemateka, Caótica Ana, de Julio Medem, wau…
De esos ratos en la vida, en los que disfrutas de no hacer nada y dejar que te empape un mensaje, o muchos, en un lenguaje muy particular de quien te los cuenta, pero muy común, si rebuscas dentro, para quien lo recibe.
No más palabras para hablar de ella, creo que mejor verla, si queréis claro.
Feliz conexión.
La mente, cosa complicada, tan cerca de uno mismo pero de tan difícil acceso.
Todo queda en la memoria, consciente o inconsciente, afectando a nuestro día día, en todos nuestros procesos, planteamientos y decisiones.
Hasta en un episodio infantil, que me ha encantado, de la serie de Phineas y Ferb, se plantea la cuestión, con una canción y unas imágenes que me han resultado muy divertidas.
Aquí os dejo la canción, clicarla, os gustará.
Y si os quedáis con ganas de más, éste es el episodio completo, “Mostruo del ello”
(Se oye un poco mal pero no he encontrado una versión mejor en castellano no latino).
Entrar en nuestra mente, es complicado , muy complicado, pero sin ese camino jamás nos conoceremos a nosotros mismos, si no andamos por él por difícil que sea, la relación más importante que tendremos en esta vida, la que tienes contigo, habrá pasado de forma tan superficial, como superficiales serán tus relaciones con los demás.
Conócete a ti mismo, creo que es un derecho y una obligación en nuestro paso por la vida. Y después, con conocimiento de causa, atrévete a quererte y aceptarte con todas tus virtudes y defectos, y de éstos últimos, intenta cambiar los que se puedan cambiar, y los que no, conviértelos en fortalezas, pilares que te ayuden a conseguir tus metas.
Ya os comenté que el viernes fui al teatro, y fue genial.
¿Sabeis que ocurre? que cuando una expresión del arte no te deja indiferente, te llega y te produce exactamente lo que quien la ha creado y quienes la interpretan pretendían conseguir. Y entonces entras en una especie de comunión, tu con ellos y ellos contigo, y eso es algo que no pasa todos los días.
Puede pasarte con la música, con un libro, en el cine, pero en el teatro o en un concierto es mucho más, es diferente, la conexión se siente en el ambiente. Debe ser por eso que me encanta el teatro.
Y eso es lo que pasó el viernes cuando fui a ver Elvis & Whitney en el teatro Poliorama, un texto de Ivan Tomás y dirigida por Pau Roca. En la producción, David y Adriana super agradables.
“Whitney Houston busca respuesta a cuestiones relacionadas con lo que nos pasa quando morimos y lo hace de la mano de Elvis Aaron Prestley”. Música y fiesta en el mas allá, en Barcelona, todos los viernes y sábados de mayo hasta el 1 de junio.
Han estado también en Madrid, con muy buenas críticas.
Un derroche de originalidad, risas, magnificamente construida, y con una interpretación magistral de sus tres protagonistas.
Alberto Noel Calvillo (Elvis), Dafnis Balduz (Whitney) y Edu Buch (Angel, Kevin, Bobby, John R. Houston, Pizzero).
Poco más de una hora, que se pasó volando, de una original obra de teatro, con mensaje incluido. Me hizo sonrreir, reir, a la vez que te toca por dentro y te provoca muy buen rollo, algo que cuando ocurre, no puedes menos que dar las gracias de todo corazón. ¡No os la perdáis!
Ayer vi una de las películas de amor más bonitas que he visto últimamente. Magistralmente escrita, dirigida e interpretada.
En el 99% de las películas románticas los protagonistas son muy guapos, quiero pensar que es porque el amor te hace ver al ser querido con la belleza interior que posee para tí, y ésta se simboliza visualmente a través de su belleza exterior. Aunque todos sabemos que el cine nos vende estereotipos difícilmente alcanzables y que no encuentras por la calle día a día.
Cuando estás enamorado ves al ser querido guapísimo, te enamoras también de sus defectos, es tu príncipe y para él tu eres su princesa. ¿Hay algo más bonito?
Pero cuando recreamos estas imágenes con personajes imaginarios, las dotamos de rostros muy atractivos casi sin poder evitarlo, es la costumbre de la era del cine.
Así que mola hacer el mismo ejercicio pero con caras mucho más mundanas, de hecho en la antítesis de la belleza a la que estamos acostumbrados.
Tampoco trabajan en una gran ciudad, ni tienen pisos de diseño, ni ocupaciones súper glamurosas, pero acaso ¿no se enamoran igual?
El cine no suele mostrarnos el amor en su más pura esencia con este tipo de personajes, por eso, a mi juicio, esta peli merece un 10.
El amor es como la pastelosa canción “Eres tu” de Mocedades. Si queridos míos, os juro que no hubiera elegido nunca está canción, si no hubiera visto la peli, pero aun a riesgo de hacer el ridículo, ¿que no haríamos por amor?, es tan ridículamente bonita su letra.
Ved la película y si no es así, me lo contáis.
Os la recomiendo de todo corazón.